Los niños son los mejores jugadores, ellos realmente le dan la dignidad al juego que se merece. Ellos entienden lo importante que es sin saberlo, lo traen inconscientemente ligado a esa etapa de formación. Para compartir un juego con ellos y ser parte lo tenes que ver con sus ojos y entender con su corazón.
Siempre me gusto jugar, encontré en el básquet ese juego emocionante y atrapante hasta la última décima de segundo. La adrenalina de la competencia por ganarle al rival (aunque en el fondo no es solo ganar, es mucho más que eso, es también el camino tal vez lo más importante) la emoción, la adrenalina que transmite el competir es única, nunca viví esa sensación en otro lado. No puede menospreciarse a un simple entretenimiento, es una forma de sentir la vida, de crecer, en fin, de jugarla.
José Manuel Battistessa
