Su fiesta diaria
Creo que de los pocos placeres que he visto en mi vida
el de Bautista al tomar su leche
(alimento de vida) es de los más conmovedores. Su felicidad al saber que será
preparada junto al cacao es expresada por saltos, risas y aplausos. Una fiesta
diaria que es un placer celebrar. Al sentarse a la mesa de forma rápida y
impulsiva (como disparado por un resorte invisible) y tragar largos sorbos
ruidosos (ufuufufufuf) y el aaahhh final, el suspiro definitivo. El bigote
marrón adulto dibujado cerca de sus labios y mejillas, tal vez en gran parte de
su rostro, producto de la repentina ola de leche chocolatada que ingirió. La
satisfacción final por su saciedad resuelta y algún provecho ocasional de
plenitud láctea.
José Manuel Battistessa
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